Para estos fines, el servicio de limpieza municipal cuenta con dos equipos hidrolimpiadores, un vehículo auxiliar y material vario como disolventes, pintura... así como los propios operarios. “La retirada de pintadas vandálicas suponen un esfuerzo importante para las arcas municipales, ya que ese dinero podría estar destinado a otros servicios municipales y tenemos que dedicarlo a mantener limpias de pintadas y carteles las paredes del pueblo, incluso en muchos casos, de edificios emblemáticos”, ha señalado el concejal.

 Se refiere así Urreiztieta, a la cantidad de pintadas que suelen realizarse en edificios como la iglesia de San Jorge, el de Capitanía marítima o la biblioteca municipal, siendo uno de los que más pintadas soporta la propia Casa Torre, a pesar de su valor histórico y monumental.

Precisamente, edificios como el de Casa Torre son de difícil limpieza por la porosidad de los muros, siendo imposible la eliminación total a pesar de los esfuerzos del personal de limpieza y los hidrolimpiadores utilizados para tal fin, por lo que suelen perdurar restos de pintura.

 “Es una pena que la gente no entienda que hay más de treinta soportes por todo el pueblo para que cada uno ponga los anuncios o reivindicaciones que considere, si bien es cierto que la cantidad de pintadas es menor que hace unos años”. Así, ha señalado que hace unos años, la partida destinada a estos fines era hasta más del doble de la actual, recibiendo incluso una subvención por parte de Gobierno vasco “para paliar parte del gasto que suponía para el consistorio esta tarea”.

 “Seguiremos empeñándonos en mantener el pueblo limpio a pesar de que algunos pretendan seguir haciendo sus reivindicaciones a golpe de sprays, pero lo que no vamos a permitir es que el vandalismo no permita que tengamos un Santurtzi limpio”, ha concluido. Asimismo, el concejal ha recordado que las multas establecidas en la Ordenanza municipal de Limpieza oscilan entre los 90 y los 3.000 euros, dependiendo de la gravedad, el alcance y la reincidencia de los hechos.